EL ABORTO NO SERÁ LEY EN 2019… NI EN 2021 (Análisis)

ADVERTENCIA: El siguiente es un análisis objetivo y documentado sobre predicciones legislativas. Se hace notar que puede contener información que no sea del agrado del lector. Léase bajo su propio riesgo, sabiendo que se tratará en las siguientes líneas el tema del aborto y su legalidad.

 

Introducción

El pasado 28 de mayo se presentó por octava vez un proyecto de ley con la intención de legalizar, promover y subsidiar el aborto en Argentina. Obviamente, como era de rigor, no se trató de un mero trámite formal. En su lugar hubo una movilización masiva de centros de estudiantes, agrupaciones de izquierda y jóvenes adherentes a la “tribu urbana” del feminismo.

A decir verdad, ya podríamos decir que este tipo de movilizaciones forman parte del folklore argentino.  Ahora bien, la gran pregunta es ¿Podrá el aborto ser ley este año o será rechazado una vez más para variar?  

 

Los números dicen que no será Ley

No es un secreto que el año pasado se llevó adelante un proyecto de ley similar. Tampoco es una novedad que el mismo fue rechazado por el Poder Legislativo Nacional.

En síntesis, el proyecto de Ley se aprobó por estrecha minoría la cámara de diputados, con un empate técnico de 129 votos a favor y 125 votos en contra. Esto es un total de 50% de votos a favor, 48.6% en contra y 1.4% abstenciones.  

A su vez, el Senado rechazó el proyecto por un margen mayor, de 31 votos a favor y 38 en contra. En otras palabras, 47% a favor versus un 53% en contra. Una diferencia porcentual cuatro veces mayor que la cámara baja.  

Es pertinente aclarar que si tenemos en cuenta que el recambio de legisladores no ocurrirá durante este ciclo legislativo, el resultado de la votación será idéntico al del año pasado.

 

Los números de 2019/2021 favorecen al bando celeste (pro vida)

Ahora bien, las expectativas que se tienen para los próximos dos años son más favorables para el bando celeste que para el verde.

Eso se debe a que los diputados que buscan legalizar el aborto están arriesgando más bancas que los pro-vida. Así, de los 129 diputados que votaron a favor del aborto, 72 concluyen su mandato a fines de 2019. Por su lado, de los 125 votos pro-vida solo 57 terminan su mandato en 2019.

Una tendencia repetida en materia de aborto

Esta tendencia se repite en la cámara alta, la cual renueva 24 senadores. Los mismos representan que 12 votaron en contra, 11 a favor y una en abstención. Es decir que existe una simetría entre legisladores salientes de ambos bandos. Una mala noticia para los verdes, si tenemos en cuenta la diferencia de votos existente en 2018.

A su vez, es pertinente resaltar que uno de cada tres senadores provinciales entra por lista sábana. Esto disminuye el poder de control del elector y aumenta la incertidumbre de resultados.

Un excelente ejemplo de este fenómeno fue el voto de Gladys González. Recordemos que la senadora electa por Cambiemos en Buenos Aires dijo ser pro-vida durante la campaña de 2017, pero votó a favor del aborto en 2018.

 

Un debate que no es bueno para ganar elecciones

A su vez, el Poder Legislativo ya anunció que no tratará el proyecto en año electoral. El anuncio fue hecho apenas media hora después de iniciado el acto, y no generó sorpresa. Toda la dirigencia política ya sabía que esto ocurriría.

El motivo es fácil de explicar. El debate sobre el aborto es del alto riesgo durante la campaña electoral. Esto se debe a que nadie sabe a ciencia cierta qué postura tienen los votantes de los partidos grandes en su fuero íntimo. Tampoco se sabe que importancia le otorga cada votante a este debate.

Sin ir muy lejos, Cambiemos perdió muchos votantes por el anuncio presidencial de no vetar una posible ley. Una reacción inesperada por parte de sus asesores.  

Esta incertidumbre genera que los expertos en marketing político recomienden no hablar del tema. Cuando la elección se mide voto a voto (como se espera para este año) ningún partido puede darse el lujo de perder un votante.

 

Excepciones

Obviamente esta regla tiene excepciones. Estamos hablando de aquellos partidos que tienen por principal plataforma la legalización del aborto, o la defensa de la vida prenatal.

Un interesante experimento electoral fueron las recientes elecciones en Santa Fe, donde una agrupación por-vida logró obtener un 9,23% de los votos. Por su lado, la extrema izquierda logró obtener un 4%. Una tendencia que podría preocupar a quienes renuevan su banca y tomaron partido por alguna postura el año pasado.

 

La cuestión constitucional

Merece un capítulo a parte la constitucionalidad del proyecto de Ley. Como he explicado en artículos académicos, la legalización del aborto es inconstitucional en la medida que no se reforme la Constitución Nacional (CN). Esto se debe a que la normativa de mayor jerarquía protege la vida desde la concepción.

Esto no significa que la Constitución Nacional no pueda ser reformada. Por el contrario, la CN puede ser reformada en todo o en parte (art. 30 CN). Lo que significa es que la Constitución es el límite de los poderes del Estado. Mientras esta no cambie lo políticos no pueden aprobar una ley de aborto legal.

En honor a la brevedad recomiendo leer la normativa pertinente haciendo click aquí.

 

La objeción de conciencia

 

Por último quisiera hacer un pequeño intervalo para hablar de la objeción de conciencia. Un instituto que le permite a los médicos e instituciones oponerse a la realización de actos contrarios a su moral.

 

Actualmente la mayoría de los obstetras en Argentina son objetores de conciencia. A su vez, se espera que este número se eleve luego de la persecución política sufrida por el Dr. Rodriguez Lastra. Esto último no se debe tanto a motivos morales, sino al instinto de supervivencia jurídica que tiene cualquier profesional que no quiera sufrir lo mismo.

 

Ahora bien, conscientes de este fenómeno los redactores del proyecto de ley decidieron suprimir esta libertad. Así lo prevén los artículos 11 y 14 del anteproyecto presentado este año.

 

Una norma de semejante magnitud sería contraria a la Constitución Nacional, conforme su art. 14. Me gustaría pensar que ningún diputado atentaría de esta manera contra la libertad y dignidad de los profesionales de la salud.

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